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DRA. MYRIAM ILLESCAS CUEVA DE RUEDA «PARA MÍ LA MEDICINA ES UN ARTE»

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DRA. MYRIAM ILLESCAS CUEVA DE RUEDA

«PARA MÍ LA MEDICINA ES UN ARTE»

Médica internista y cirujana con especialidad en Gastroentrología y maestría en Medicina Ortomolecular. Este mes cumple 41 años de profesional y el mismo tiempo de matrimonio con un boliviano que la trajo para siempre a su tierra, después de haber recorrido el mundo formándose y capacitándose en el área de la salud.

La Dra. Myrian Illescas nació en Loja, Ecuador, la Ciudad Mitad del Mundo, la nación con la mayor densidad volcánica del orbe, considerado uno de los países con mejor clima del planeta gracias a su ubicación geográfica y el principal país exportador de banana a escala mundial. Ella desde muy jovencita buscó la forma de capacitarse y así enfrentar la vida con una carrera al servicio del prójimo. Ganó una beca para formarse profesionalmente en Hungría, una nación ubicada a más de 10.000 km, al otro lado del Atlántico, un pequeño país de 93.000 km2 y se convirtió en la primera ecuatoriana en aterrizar en la Universidad Semmelweis de Budapest.

 

DE LOJA A BUDAPEST

Loja es llamada la Capital Musical y Cultural del Ecuador, por su arquitectura, su diversidad cultural, su aporte a las artes, ciencias, música y letras ecuatorianas y por ser el lugar de nacimiento de muchos personajes ilustres de la sociedad ecuatoriana. Un dicho lojano reza: «El que no toca la guitarra puede cantar una canción, el que no canta una canción puede escribir un verso, el que no escribe un verso se lee en un libro».

La Dra. Myriam procede de una familia numerosa, unida y conservadora, con el abolengo y la solidez de las familias del siglo pasado. Ella es la segunda de la prole de los Illescas Cueva y la primera en emigrar en busca de nuevos horizontes, por ello el peso de la responsabilidad fue mayor.

Su padre, un hombre visionario, que impulsó a sus hijos a profesionalizarse en el exterior; su madre mujer de mucha sabiduría y abnegación, quien le inculcó los valores y la fe en Dios. Es la segunda de seis hermanos, todos profesionales. Su hermano mayor ya estudiaba Medicina en Bulgaria; cuando ella gozando de una beca partió hacia Budapest, Hungría, para realizar sus estudios universitarios, en un país desconocido, compartiendo con estudiantes de muchas nacionalidades, rasgos e idiomas; experiencia que fortaleció y enriqueció su personalidad.

También, una vez al mes asistían a conciertos de música clásica, ópera, teatro, visita de museos, y semanalmente tenia actividades deportivas, y así logrando formarse de una forma integral.

Desde Loja emigró la Dra. Myrian a sus 17 años y su destino fue la capital de Hungría, un país sin litoral ubicado en Europa Central. Tiene fronteras con Eslovaquia por el norte, con Ucrania y Rumanía por el este, con Serbia y Croacia por el sur, con Eslovenia por el suroeste y con Austria por el oeste. Su capital y mayor ciudad es Budapest; tierra donde llegó la joven lojana a inicios de los 70.

Ella recuerda esa travesía como una enseñanza de vida que forjó su carácter y la ayudó a vencer un sin número de desafíos que le puso la vida. El reto empezó con el aprendizaje del idioma húngaro. Durante todo un año hizo la preparatoria con las materias básicas para estudiar en la universidad de Medicina

«Ese año viví con 500 estudiantes de 50 países del mundo, fue una experiencia interesante porque todos veníamos de diferentes países del mundo, Asia, África, Europa y Sudamérica, fue una muy lindo porque todos estudiamos los mismos libros del idioma y al final con los conocimientos básicos entre nosotros nos comprendíamos, pero al salir a la calle nos dábamos cuenta que no sabíamos mucho, de todas maneras trataba de practicar el idioma cuando iba en los buses, en los tranvías, en el metro, haciendo pequeñas conversaciones con todas las personas húngaras que encontraba», recuerda con nostalgia sus años estudiantiles.

Los estudiantes extranjeros eran llevados de viaje a pequeños pueblos para que se relacionen con los húngaros y aprendan su cultura, la música, el arte, cómo vivían, y así también para que ellos muestren su cultura. «Llevábamos nuestras danzas y nuestra música a esos sitios lejanos de casa. Y así en el Instituto de Idiomas se formó un grupo de música boliviano-latinoamericano. Como cada uno teníamos un traje típico, íbamos con nuestro programa a mostrar nuestra cultura, fue muy interesante», explica la médica.

Sin embargo, reconoce que también fue muy difícil, porque llegar a un país desconocido, del cual ni sabía cómo era, ni su idioma. Pero todo era muy organizado, a ella le tocó de mentor un caballero húngaro que residió en Argentina y por ello, dominaba el español. Él se encargó de orientarla durante toda su estadía en ese país, la llevó al Instituto Internacional de Estudiantes Extranjeros, y en ese lugar conoció a dos estudiantes bolivianos, que habían repetido el año y estaban encargados de recibir a los nuevos estudiantes que llegaban. Ellos nos presentaron a todos los estudiantes latinos y teníamos una profesora tutora, era tipo inspectora que nos organizaba y nos cuidaba en el sentido de cualquier necesidad que tengamos. Realmente estábamos muy bien cuidados, con muy buena alimentación, vivíamos en un edificio muy bonito, con habitaciones con dos camas. Me tocó vivir con una joven boliviana y por eso tenía más acercamiento con los bolivianos», narra al mencionar el inicio de sus lazos con nuestro país.

Poco a poco fueron llegando más estudiantes ecuatorianos y le tocó a ella ser prácticamente la tutora, enseñarles el idioma, que conozcan y se vayan adaptando al nuevo ambiente. Sabía que no era nada fácil, porque todos extrañaban a su familia. Pero ella recalca que a pesar de ser muchas las emociones de conocer y de estudiar, igual la soledad por momentos era inevitable.

 LA UNIVERSIDAD

Ingresó a la universidad de medicina de Budapest después de haber hecho el año de preparatoria. Pasó a vivir a una residencia de estudiantes universitarias en ramas médicas, todas las estudiantes eran húngaras. «Era una gran casa, vivíamos unas 80 estudiantes, todas del país; yo, una africana y una vietnamita, éramos las únicas extranjeras».

Los primero años compartía las habitaciones entre cuatro, después, en los cursos superiores tenían habitación para dos. Y así fueron pasando los años y fue adaptándose, se adaptó muy pronto porque era muy joven y estaba muy apta para recibir conocimientos, se convirtió en líder de su grupo incluso entre las húngaras, porque muchas no eran de la capital y ella ya conocía la ciudad.

«Ellas tampoco tenían familia como yo y las llevaba a la reuniones de los latinoamericanos, íbamos siempre juntas de paseo, también tuve familias húngaras en Budapest, conocí a una joven que estudiaba español en la Universidad de Ciencias de la Educación y ella vino con nosotros  al instituto a practicar, éramos muy buenas amigas, ella vivía en Budapest muy cerca del Instituto, y su familia fue amable conmigo, viví en familia. La gente húngara es muy cariñosa y amable especialmente, en ese tiempo había muy pocos extranjeros, así que nosotros éramos una novedad».

Esa amistad llenó el vacío de familia que tenía la joven estudiante latina, pasó navidades, vacaciones y fechas importantes cobijada por ese grupo de granjeros húngaros.

«En el verano nos enviaban a un campamento de acuerdo a las notas, gracias a Dios siempre pude ir a los campamentos, donde se hacía deporte cerca del lago Balaton, que es el lago más largo que hay en Hungría, ahí podíamos nadar, descansar, en las noches nos reuníamos a cantar y a bailar. Eso fue en mi primer año, cuando estuve con mi grupo de húngaras ya mi círculo social creció, mis amigas me llevaron a conocer a sus familias». Y así hizo nuevas amistades, como la de una joven que oriunda de Mishko, una ciudad ubicada a unos 200 km de Budapest, donde siempre iba de visita, recuerda las hermosas navidades nevadas y unos padres chefs. «Ellos cocinaban riquísimo, eran muy amorosos, tenían dos hijas y siempre compraban cosas para las tres, me consideraban como una más de sus hijas. Mi amiga tenía una tía que nunca pudo tener hijos y me consideraba como su hija. Fue ahí muy lindo, una bendición haberlos conocido», hace memoria la Doctora.

Mientras tanto, que con su grupo de habitación, que tampoco tenían a su familia cerca, salía los domingos a misa y a pesar que no todas eran católicas, ella les explicaba sobre lo que significa tener fe, era una distracción para las búlgaras y una manera espiritual de encontrar la paz en Dios. Después iban a cafeterías o restaurantes, a darse algunos gustitos, a pesar de que en la universidad tenían un comedor que les proporcionaba muy buena alimentación.

Así vivió hasta que llegó un hermano suyo, en respuesta a su buen comportamiento y excelentes calificaciones. Recuerda que su padre le encomendó estudiar mucho para que pueda pedir una beca para su hermano menor. Y así fue, cuando le tocó ir al Ministerio de Educación a pedir la beca, se la dieron sin ningún problema, y le dijeron: si tu hermano es como vos que venga. Ella fue muy feliz, porque pronto tuvo compañía. Junto a su hermano conoció diferentes países europeos.

Se convirtió en la pionera de los estudiantes ecuatorianos en Hungría y en la voz de muchos de ellos, y debido a sus idas y venidas en el Ministerio de Educación, se convirtió en un rostro conocido y apreciado. Ella servía de esa manera a sus compatriotas, colaboraba y resolvía problemas.

 EL AMOR

Cupido la flechó en el Instituto de idiomas, y fue el estudiante boliviano Hugo Rueda Peña quien se robó su corazón. A pesar de que al poco tiempo de conocerse él se fue a vivir a Alemania, el destino volvió a juntarlos y tras el reencuentro iniciaron un romance a la distancia.

«Nuestra relación amorosa fue por cartas, fue un amor platónico y a distancia, eso me ayudó mucho porque yo consideraba que no se podía estar estudiando y estar enamorada. Muchos  compañeras se enamoraron y no pudieron terminar con la profesión, para mí solo fue estudio, el me llamaba por teléfono y venía a visitarme. Estuvimos así por cuatro años, de novios, y cuando tenía que graduarme y regresar al Ecuador decidimos casarnos, me casé el mismo día que me gradué. Porque si no me tendría que ir al Ecuador y luego era más difícil que yo regrese».

Su matrimonio religioso se realizó en el famoso templo de San Matyas, de acuerdo a los ritos y tradiciones del Imperio Austro – Húngaro. Como en ese tiempo muy poca gente se casaba por lo religioso la celebración fue oficiada por el obispo de Budapest y fue muy solemne. Hungría era un país socialista, siendo este acontecimiento una atracción para los húngaros asistentes, como para los turistas, que enceguecían a los novios con los flashes de sus cámaras.

El viaje de luna de miel fue a Grecia, a donde viajaron en una ‘petita’ Volkswagen durante un mes, recorriendo la antigua Yugoeslavia, llegando a Tesolónica, Atenas y el Monte Olympo, hicieron amistad con gente griega y disfrutaron de la deliciosa comida de esa región, su música y sus costumbres.

Una vez casados, la ecuatoriana y el boliviano, se fueron un mes a Alemania. Se organizaron para que ella aspire a una beca para estudiar medicina interna en ese país, pero tuvo que regresar a Ecuador, fuero seis meses que compartió con los suyos, revalidó su título en medicina y luego retornó a Europa. Esta vez el destino fue Munich, Alemania. Fueron cuatro años en los que hizo especialidad en la Clínica de medicina interna de la Universidad de Munich; mientras trabajaba en el hospital de Soavin. Su esposo se graduó de pedagogo social y el nuevo destino fue el país de su amado.

En la ciudad maravilla, la pareja se estableció y el esposo de la Dra. Myrian empezó a trabajar en la cancillería; ella en el Hospital Militar. Pero la vida les deparaba otros rumbos. El destino los llevaría nuevamente lejos de latinoamérica y sus raíces, esta vez viajaron rumbo a los balcanes, la tierra de los zares Rusia.

El trabajo del Lic. Rueda le exigía desempeñarse en Moscú. Hasta allá partieron por tres años y volvieron a enfrentar un nuevo idioma y nuevas costumbres. Aprendieron a hablar ruso, la Dra hizo otra subespecialidad en gastroenterología el mejor instituto número uno de esa capital. Allá tuvieron a su segundo retoño, el primero había nacido en Hungría, con dos hijos se dieron modo para lograr sus sueños y seguir capacitándose.

Vivieron un tiempo en la embajada boliviana y el esposo desempeñó las funciones de embajador a.i. ante la ausencia de este diplomático, la pareja sabía desenvolverse, hablaban varios idiomas europeos y conocían las costumbres y cultura de diferentes países.

La Dra. continuó con su formación en gastroenterología, siempre tratando de aprender las costumbres rusas. Recuerda los crudos inviernos y las largas noches blancas, a la vez pondera la experiencia y los viajes a los alrededores de la ex Unión soviética. «La experiencia al otro lado del mundo fue maravillosa, me adapté fácilmente, era experta en eso, por ello me siento muy bien en cualquier parte del mundo porque mi capacidad de adaptación se desarrolló desde muy jovencita.  Es así que conocer a todo tipo de personas, me hace ponerme un los lugares de mis pacientes y comprendo lo que sienten», afirma.

Después de tres años de estar en Moscú el matrimonio Rueda Illescas regresó a Bolivia, pero esta vez optaron por la cálida Santa Cruz, inmediatamente la Dra. Myrian fue invitada a trabajar en el Hospital Japonés, justamente en esa fecha habían terminado de construirlo y necesitaban médico internista. Ella como profesional formada en el extranjero, con un excelente curriculum  y con amplia experiencia ingresó de inmediato. Ese centro hospitalario es su segundo hogar desde entonces.

«El hospital era muy moderno tenía todas las cualidades, fue una bendición que me abran las puertas, no extrañe mucho el nivel de los centros europeos, porque en ese tiempo el Japonés tenía todos los equipos a estrenar y un muy buen equipo formando a nivel internacional con gran experiencia, entonces fueron muchas escuelas que se juntaron en ese centro, de Europa y Sudamérica. No puedo negar que me costó en un principio por el hecho de que nunca estudié en español, en la expresión de los casos era un poco chistoso, porque me costaba expresarme en los términos médicos, mis compañeros me corregían, pero le puse ganar y estudiaba cada caso con tesón y de poco a poco me fui adaptando en los medicamentos con otros nombres, laboratorios y también a la patología, porque hay aquí tuberculosis y chagas, en Europa prácticamente la tuberculosis no se presenta», cuenta la médica.

ESPECIALIDADES MÉDICAS

Médico internista y gastroenteróloga, con maestría en medicina ortomolecular y especialidades en terapias contra el dolor y con rayos láser.

La médica afirma que ella trata al paciente de una forma integral, de espíritu, mente y cuerpo. «Para mí la medicina es el arte y de curar a la persona, esa fue la primera enseñanza que tuve con un húngaro mientras cursaba Anatomía. Realmente el médico puede curar con sus palabras y con sus actos, por ello, el 50% la pone el profesional y el otro 50%, hacen los medicamentos. Me refiero al trato que se le da al paciente, con la paciencia y el conocimiento. Así es como se atiende a la persona de una forma integral, no solo es tratar la dolencia, puede ser del estómago o cabeza, hay que averiguar cómo le empezó a doler, siempre hubo un momento que empezó ese dolor y qué sucedió cuando empezó ese dolor.

Generalmente el dolor empieza por una perturbación del espíritu, es cuando la mente empieza a enfermarse y el cuerpo manifiesta una sintomatología. Es a eso que me refiero cuando digo que hay que tratar al paciente integralmente, ver cómo enfermó, porqué se enfermó, qué sucedió, cuando se enfermó, qué vivencia tuvo, en q medió ambiente se enfermó; porque de ahí uno va relacionando el sufrimiento que le pudo haber causado esa enfermedad y entonces ir no solo a curar el dolor, sino ir a la raíz del sufrimiento. Muchas veces con una charla, entendiendo al paciente, lo aconsejo y lo guío. A veces con que solo hable de su problema lo alivia y eso es bueno para todo ser humano. De ahí a seguir equilibrando poco a poco el medio interno para que se cure la enfermedad «, explica la Dra.

En muchas ocasiones la médica logró restauraciones de salud en su consultorio particular con tratamientos con la técnica de acupuntura, porque hizo un curso de tratamiento para el dolor en Italia, país donde el Hospital Japonés la envió. «Había un intercambió entre el hospital de Viterbo y el Japonés y me mandaron felizmente», cuenta.

Otra de sus cualidades es ser autodidacta, en una oportunidad trajo al profesor Sayach de Buenos Aires , Argentina, que dictó un curso de dolor donde aprendimos a tratar dolores de columna, lumbares, de rodillas, migrañas y todo tipo de dolor que generalmente viene de origen psicosomático o que no hay una afección orgánica mayor, generalmente son de ese tipo de dolores con los que acuden los pacientes.

En ese caminos encontró con la medicina ortomolecular y empezó a practicarla. Se formó con unos médicos del Brasil que vinieron a Santa Cruz a  dictar diplomados en la Universidad Evangélica Boliviana; después complementó esos estudios con una maestría que duró cuatro años en la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno. Entonces con la medicina ortomolecular su campo de trabajo se amplió. «Porque el médico nunca puede parar de estudiar, pero realmente la medicina ortomolecular ha llenado todas esas aspiraciones que tenía para tratar al paciente en una forma integral», confiesa satisfecha.

MEDICINA ORTOMOLECULAR

La Medicina Ortomolecular, es una medicina complementaria que se basa en «preservar la salud y tratar enfermedades administrando la cantidad optima de moléculas que sean necesarias para el organismo, y que se encuentran normalmente en el mismo», enzimas vitaminas, minerales, aminoácidos y oligoelementos.

Utiliza suplementos de vitaminas y otros nutrientes esenciales a dosis terapéuticas, de forma individualizada para restablecer de nuevo el equilibrio frente a la enfermedad.

En todos los casos hay que buscar la causa que originó la patología, el programa de tratamiento es personalizado e individual, somos cada uno diferente y con necesidades distintas, por lo que se debe ajustar la dosis de acuerdo a las necesidades de cada persona.

Para determinar el diagnóstico del paciente, siempre empieza haciendo una estudio del estrés oxidativo, para ver el nivel de radicales que tiene el paciente, a mayor número de radicales que tiene el paciente, mayor riesgo que el paciente enferme; también hacemos el estudio de la alteración de la flora gastrointestinal con la prueba de indican para valorar la alteración de la flora gastrointestinal, que es lo responsable de absorber los nutrientes también produce el triptófano que es un precursor de la serotonina; que es el neurotransmisor responsable del buen ánimo, se está determinando la persona se deprime, también la alteración de la flora gastrointestinal disminuye el estrés inmunológico, la persona se puede enfermar de enfermedades autoinmunes y degenerativas crónicas, enfermedades neurológicas, las puede causar la formación del cáncer.

También en un examen de orina vamos a medir el estrés adrenal, examen que nos da la pauta para saber si el paciente padece de un nivel de estrés agudo, crónico o se consiste en fatiga adrenal en el que el paciente está exhausto y sin energía.

También utilizamos el método de estudios mineralograma, para determinar la intoxicación crónica de metales pesados, que son una frente importante del estrés oxidativo que esos puede llevar a enfermedades como alzhéimer, párkinson , polyneuropatus hasta el cáncer.

Es muy importante la determinación de la falta de vitamina C ,Zinc y otros para su implementación; igualmente es importante determinar el PH de lo saliva , ya que en PH acido se produce enfermedades de varias, bacterias, hongos, envejecimiento prematuro y común, por lo que es importante alcalizar el PH con una dieta alcalina.

Se puede aplicar a partir de los tres años.

Tratamientos que se realizan en la Medicina Ortomolecular

Unos de los tratamientos más importantes es el de terapia quelación ; en el que administramos sustancias quelantes para eliminar metales pesados del cuerpo, disminuir la placa eritomatosa que obstruye las artrosis produciendo la hipertensión alterial incluso los infartos cardiacos y accidentes cerebro vasculares; de esta forma mejora la irrigación de todos los tejidos, se oxigenan produciendo disminución de las radicales libres, mejorando el estado de salud del organismo; y la capacidad de concentrarse y de movimiento mejoran, la que en definitivo se logra un rejuvenecimiento de la persona; esta terapia se la realiza en sueros que contienen las sustancias quelantes y antioxidantes.

Terapia de plasma rico en plaquetas

Es un tratamiento de medicina regenerativa que utiliza la sangre del paciente, se prepara después de centrifugarla un producto plasma rico en plaquetas que contienen factores de crecimiento, que el infiltrarlo en una artrosis de la rodilla o de hombro, se produce una regeneración del cartílago interarticular, restaurándose el funcionamiento articular; al infiltrarlo en la piel, disminuyen las arrugas y la piel se rejuvenece ; infiltrada vía endovenosa mejora la diabetes, artritis, lupus y otras enfermedades crónicas.

Terapia con ozonoterapia

Es un tratamiento que es muy popular en Alemania , España y Cuba; está basada en el efecto benéfico del ozono que es un gas, (O3) o sea el oxígeno más una molécula, que tiene efecto antioxidante, inmunomolador, aumenta las defensas del organismo ante presencias extrañas como las infecciones y la detección de células mutogenas que pueden producir cáncer o enfermedades autoinmunes; genera un mayor transporte de oxigeno a la célula, mejorando la función celular y disminuyendo las radicales libres, lo que lleva a rejuvenecimiento del individuo; también tiene efecto analgésico, antiinflamatorio; elimina varias ,bacterias y hongos.

Es muy beneficioso en casos de cáncer, esclerosis cerebral, parkinson, trastornos circulatorios, artritis, artrosis, ulceras diabéticas, infecciones en general .

Tenemos excelentes resultados en el tratamiento de hernias de disco con infiltraciones paravertebrales, evitándose de esta manera la cirugía contamos con el equipo de ozono para realizar las “gran autohemoterapia hiperbárica’’ de varios pasos, en el cual la sangre es ozonificada, sin ninguna manipulación de la sangre, el equipo con la presión hiperbárica lleva la sangre a una botella especial, en donde la sangre es ozonificada, y vuele a la vena y así se repite el procedimiento, logrando los efectos anteriormente descritos.

Tratamientos de adicciones con mayor laser

Tomando en cuenta que el tabaquismo, el alcoholismo son la causa de enfermedades muy graves e irreversibles con el cáncer de pulmón, cirrosis ,etc; y tratando de colaborar con tantos jóvenes y niños que sufren de adicciones con sustancias toxicas, es que realizamos los tratamientos antiadicciones sedando el hipotálamo, pues es en donde se encuentra el centro de adicciones con un equipo de laser infrarrojo de baja potencia, sin efectos colaterales; y restaurando los neurotransmisores del cerebro como la serotorina y dopamina disminuyendo en estas casos, el paciente deja la adicción sin sufrir síntomas de abstinencia.

Este tratamiento también  se aplica a pacientes adictos o decadentes.

Todo paciente tratado en CEMIOR, se le enseña receta de una alimentación sana, ya que la alimentación reemplaza los medicamentos, así como también ejercicios físicos a horarios de acuerdo a lo ideal, también un cambio de visión frente a la vida, en donde reine Dios sobre todo, que es lo único fuerte de nuestra paz, salud y bienestar es la forma de sentir de la Dra. Myriam, quien testimonia que sin Dios presente en su vida y la fe que recibió desde su niñez, no hubiese logrado tener éxito en su vida.

Así es que como la medicina para ella es el arte de curar y para eso trata de darle al paciente el mejor  tratamiento o el método que más se adecua a cada caso y lo aplica con mucha devoción, porque ella es una profesional con vocación de servicio al 100%.